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Jueves, 8 de Noviembre de 2007

La noche del equívoco

La caída del muro, fruto de una confusión

J.M. COSTA ·08/11/2007 - 22:13h

Lo más increíble de la "Caída del Muro", ese momento que marcó la historia de la humanidad, es que se trató de un enorme malentendido. Günter Schabowsky, entonces portavoz del SED (Partido Socialista de Unificación) que gobernaba, aunque cada vez menos, en la RDA, dejó caer al término de una rueda de prensa vespertina que "los ciudadanos de la RDA pueden cruzar la frontera con la RFA".

En realidad no había querido decir eso. La idea era liberalizar progresivamente dicho paso a ver si se detenía la sangría de alemanes orientales que estaban pasando a Occidente a través de la puerta abierta por Checoslovaquia.

Lamentablemente para estos últimos burócratas del socialismo real, esas palabras fueron entendidas en su literalidad por los ciudadanos que, poco a poco y aún con miedo, comenzaron a agruparse en el paso de Bornholmer Strasse de Berlín a ver lo que pasaba y escuchando en sus transistores las noticias que emitía la radio occidental.

En un momento dado y como refleja el último embajador en la RDA, Alonso Álvarez de Toledo, en su libro El país que nunca existió, alguien, algún ciudadano normal y corriente se acercó a un VoPo (Policía Popular) y le preguntó simplemente si podía pasar.

El funcionario, tan despistado como todo el resto del mundo y sin superiores que tuvieran mayor criterio, le contestó que por él no había problema.

Al poco tiempo toda Alemania y todo el mundo estaba contemplando unas imágenes icónicas: la simbólica caída, no ya de un muro, sino de un telón de acero.

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