Los europeos creen que Obama mejoraría las relaciones
Los europeos esperan que las relaciones con Estados Unidos mejoren si el candidato demócrata Barack Obama es elegido presidente en noviembre, pero no piensan así si el que llega a la Casa Blanca es el republicano John McCain, según un sondeo publicado el miércoles.
La encuesta anual sobre Tendencias Transatlánticas, realizada en junio en doce países europeos y Estados Unidos, muestra que el 69 por ciento de los europeos ven a Obama con buenos ojos, mientras que sólo el 26 por ciento tiene una buena opinión de McCain.
El 47 por ciento dijo que creía que las relaciones mejorarían si Obama era elegido, y sólo el 5 por ciento preveía un empeoramiento. Bajo una presidencia de McCain, el 11 por ciento veía una mejora de las relaciones y el 13 por ciento pensaba que se deteriorarían, mientras que el 49 por ciento creía que seguirían igual.
El sondeo mostró que la opinión profundamente negativa que los europeos tenían del presidente saliente George W. Bush seguía invariable en su segundo mandato, pese a los continuos esfuerzos para reconstruir los vínculos transatlánticos tras la brecha abierta por la invasión de Irak en 2003.
Como cada año desde 2004, una clara mayoría de los europeos (59 por ciento) dijo que el liderazgo estadounidense en los asuntos mundiales era indeseable, mientras que el 36 por ciento lo consideraba deseable.
"Un nuevo presidente americano tendrá la oportunidad de no sólo mejorar la posición de Estados Unidos en el mundo, sino quizás también de pedir más de los líderes europeos", dijo Craig Kennedy, presidente del Fondo Marshall Alemán de Estados Unidos, un grupo de expertos que es uno de los patrocinadores del sondeo.
La encuesta se realizó en España, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia, Holanda, Portugal, Eslovaquia, Turquía, Rumanía y Bulgaria bastante antes de las recientes convenciones de los partidos Demócrata y Republicano, y la guerra de agosto entre Rusia y Georgia, lo que limita su relevancia por la actualidad.
Sin embargo, refleja una preocupación compartida en ambas partes del Atlántico sobre una Rusia más agresiva, unida a una buena voluntad de una mayoría de los europeos a proporcionar más ayuda en seguridad a las ex repúblicas soviéticas Ucrania y Georgia.
/Por Paul Taylor/