La compleja tarea de salvar a la vaquita
Sólo quedan 150 ejemplares del cetáceo más amenazado del mundo

EFE - Un ejemplar de vaquita o ‘Phocoena sinus’, capturada al noroeste de México.
A finales de 2006 se dio por irrecuperable el beiji (Lipotes vexillifer) o delfín del Yangtze, primer cetáceo extinto por la mano del hombre del que se tiene constancia. Su desaparición trastornó a la comunidad científica, que veía como uno de los iconos de la China milenaria desaparecía.
El mismo camino está siguiendo una especie de cetáceo minúsculo, la vaquita californiana (Phocoena sinus), de la que se calcula no quedan más de 150 ejemplares. “No podemos saber exactamente el número de ejemplares que quedan”, comenta Bárbara Taylor, del Instituto de estudios pesqueros de San Diego y coordinadora del proyecto dedicado a salvar esta tímida marsopa en la zona de Baja California. En 1997 se contabilizaron unas 570, pero los modelos demográficos, avistamientos y capturas indican que, en una década, se ha acabado de diezmar la población.
“La pesca con trasmallo es una de las causas principales de su desaparición”, dice Armando Jaramillo-Legorreta, biólogo marino del Instituto Oceanográfico de Ensenada (México). “Sólo por este tipo de pesca se detectan 20 o 30 vaquitas al año atrapadas en las redes. No podemos esperar a recolectar más datos, hay que actuar de inmediato”.
Plan del Gobierno
Aparentemente, el Ejecutivo mexicano se lo ha tomado en serio. Se ha reducido el número de pescadores de trasmallo, y el sector se está reconvirtiendo hacia el ecoturismo; además, se ha confinado una zona de unos 1.200 kilómetros cuadrados en los que está totalmente prohibida cualquier forma de pesca industrial. “Pero puede que todo este esfuerzo no sea suficiente porque uno de los problemas principales, la sobrepesca en toda la zona, es de muy difícil solución”, añade Jaramillo-Legorreta.
Los científicos saben, además, que la población crecerá un 4% al año, y eso siendo optimistas. “¿Qué político quedaría impresionado sabiendo que sólo van a nacer seis vaquitas más al año?”, continúa Taylor.
Los expertos están inmersos en la tarea de averiguar “con urgencia” si el número actual de vaquitas crece o decrece. “Nuestra esperanza es que con los nuevos detectores podamos seguirlas y contabilizar su número, sabiendo si aumenta o disminuye la población, dice Taylor, que explica, además, que a partir de ciertos valores, “las poblaciones no pueden recuperarse: quedan dispersas y hay un número insuficiente de individuos para el llamado flujo genético”, es decir, la reproducción que garantice la supervivencia de la especie. Es una tarea muy compleja, en todo caso: observar una vaquita a menos de un kilómetro de distancia se considera un acercamiento muy exitoso.
El beiji, un primo lejano dado por extinto
El Yangtsé no es el gran río que era antes. Actualmente se encuentra en su nivel más bajo en 140 años, y su aspecto es turbio y sucio por culpa de la contaminación. Es precisamente esta gran cantidad de polución en el agua lo que ha llevado al beiji, el delfín del Yangtsé, a la extinción.
El cetáceo, apodado la ‘diosa del Yangtsé’ fue declarado en 2006 una especie extinguida o en peligro crítico, después de una infructuosa expedición de seis semanas llevada a cabo durante los meses de noviembre y diciembre de ese año. Los investigadores recorrieron casi 3.500 kilómetros desde la ciudad de Yichang hasta la presa de las Tres Gargantas sin encontrar ningún ejemplar. August Pfluger, el lider de la expedición, calificó los resultados como “una tragedia, no sólo para China, sino para el mundo entero”.