Archivo de Público
Domingo, 7 de Septiembre de 2008

Benditos roedores

Mozambique utiliza ratas para detectar enfermedades como la tuberculosis

Gonçal Pérez ·07/09/2008 - 20:25h

Los animales reciben entrenamiento para la localización de minas.

En Mozambique, las ratas ya no están asociadas a la suciedad sino al desarrollo económico y la vida. Estos roedores, convenientemente entrenados, pueden detectar mediante el olfato enfermedades como la tuberculosis o la presencia de minas antipersona. Aunque su uso en la investigación y la salud pública puede parecer extraño en las sociedades avanzadas, se trata de una solución sencilla, natural y económica para resolver dos problemas realmente graves que aún existen en África. 

La ONG Apopo, de origen belga, decidió aprovechar el finísimo sentido del olfato que tienen estos animales. En primer término, capturan ratas de campo en Tanzania (África oriental) y las llevan a un centro de la universidad de Morogoro, al sur del país y cerca de la frontera con Mozambique. "Allí, los roedores se reproducen. Los educadores, entonces, empiezan a trabajar en el entrenamiento de las crías, que siempre están en contacto con humanos y no conocen la vida en libertad", explica el responsable de la ONG en Mozambique Sam McLeonard.

Rápida y barata detección
Los resultados en el diagnóstico de la tuberculosis no son todavía 100% fiables, pero sí más efectivos que los métodos tradicionalmente usados en África. Una rata entrenada detecta la enfermedad con un margen de error de entre un 5% y un 10%, porcentajes similares a los sistemas de identificación de los que pueden disponer estos países. La diferencia está en que una rata puede evaluar 40 muestras de pacientes en 10 minutos, frente a los dos días que tardaría un equipo médico en su laboratorio. El diagnóstico precoz es capital para tratar una enfermedad que acaba con la vida de 1,6 millones de personas al año en el mundo, 500.000 de ellas en África.

La ONU calcula que hay más de 110 millones de minas enterradas 

Las ratas africanas se muestran aún más efectivas en la detección de minas antipersona. De hecho, Apopo empezó a usarlas en este campo hace una década. Lo que en otras latitudes es visto como pernicioso, en África se percibe como una ventaja. Las ratas son más baratas que los perros o artilugios tecnológicos, y requieren poco mantenimiento. Gracias al trabajo previo que se realiza con ellas, son animales muy dóciles, predispuestos al trabajo, fáciles de enseñar y, una vez educadas, les encanta hacer su trabajo como si fuera un juego.

"Son pequeñas y fáciles de transportar, se adaptan a diferentes cuidadores y climas sin problemas. Livianas y ligeras, no hacen estallar las minas cuando las pisan: todavía no ha muerto ninguna rata por ello", comenta Jared Mkumbo, cuidador de las ratas en Inhambane, 400 kilómetros al norte de Maputo, la capital de la antigua colonia portuguesa. El único inconveniente es que las ratas no pueden trabajar en condiciones climáticas inestables. "Si hace mucho frío o calor, hay viento, ha llovido o hay humedad los animales no son eficaces", añade Mkumbo mientras le da un trozo de plátano al roedor que ha encontrado un artefacto en el campo de entrenamiento de Inhambane.

La ONU calcula que hay más de 110 millones de minas enterradas en el mundo, la mayoría en el continente africano. A base de plátano, Mkumbo alimenta un sueño que no se cansa de repetir: "Limpiar mi país de estos artefactos horribles que no deberían existir".