Hamilton incendia la F1
Lewis recibe 25 segundos de penalización tras saltarse una chicane durante su pugna con el finlandés. Un error de estrategia impide a Alonso, cuarto, subir al podio por primera vez

REUTERS - Fernando Alonso, Kimi Raikkonen, Felipe Massa y Lewis Hamilton durante el GP de Bélgica de Fórmula Uno.
Hasta los árboles del frondoso bosque de las Ardenas, escenario de la famosa y cruenta batalla de la Segunda Guerra Mundial bautizada con su nombre, se estremecieron. Sus centenarias raíces se aferraron a la tierra cuando Hamilton se pegó a Raikkonen, buscó el rebufo durante un instante y, sin pensárselo, salió por la izquierda y le sobrepasó en la recta que precede a la mítica curva en forma de ese denominada Parada de Autobús, justo antes de la meta.
Había comenzado a llover, pero la abundante vegetación que rodea al circuito de Spa, lejos de gozar con la humedad, se encogió de emoción. Kimi, no.
El campeón del mundo pisó con fuerza el acelerador y su Ferrari rugió. Devoró los metros que le había arrebatado el McLaren número 22 y volvió a tomar ventaja al entrar en la última curva del trazado. Hamilton, encerrado y sin escapatoria, se saltó la chicane, algo que, finalizada la carrera le costó 25 segundos y, en consecuencia, la victoria.
Espeluznante duelo
El británico, consciente de la ilegalidad cometida, levantó el pie y dejó que Kimi cruzase primero la línea. Pero aún quedaban dos vueltas para el final, así que Lewis, medio cuerpo por detrás, se aferró al volante y mantuvo su bólido en el carril central de la pista, lamiendo el costado izquierdo del vehículo rojo en una espeluznante maniobra en paralelo a más de 200 por hora.
Kimi intuyó la amenaza y quiso cerrarle el paso. Fue su perdición. Giró levemente hacia la izquierda, pero erró en el cálculo y se desvió más de lo necesario. Lewis, impecable, mantuvo el tipo, observó la errática maniobra del Ferrari sin mover un músculo y, tras escenificar un espectacular baile en zig-zag con su rival, afrontó con ventaja la primera curva del circuito belga. Raikkonen le siguió tan de cerca que su frontal golpeó levemente la parte trasera del McLaren. Lanzados, con la adrenalina disparada, ambos afrontaron la mítica Eau Rouge, un giro en subida donde los pilotos pierden de vista el asfalto, sólo miran al horizonte y, aseguran, gozan como nunca de la velocidad.
Bamboleados por los latigazos de sus respectivas máquinas, calzadas ambas con neumáticos de seco en pleno diluvio, Hamilton y Raikkonen prolongaron una batalla inolvidable. El inglés aguantó las embestidas del finés hasta que aparecieron los doblados. Al intentar esquivar a un Williams, Hamilton se salió y abrió una estrecha puerta a Raikkonen, que la aprovechó para retomar el liderato. Apenas le duró unos metros. Los que tardó en sufrir un trompo que dejó vía libre a Lewis. Bajo el aguacero, Kimi no desfalleció. Desmintió, por un día, su fama de frío, y volvió a la carga. Buscó huecos imposibles entre el pelotón de los lentos y, ya a la desesperada, patinó, perdió el control y estrelló sus opciones contra el muro.
Por detrás, Massa, poco amigo de la lluvia, decidió conservar su segundo puesto. Un táctica que, tras la sanción a Hamilton, le valió un triunfo y un considerable mordisco en la clasificación del Mundial, donde el inglés sólo le saca dos puntos.
Mientras, Fernando Alonso vivió la enésima jornada de resignación. Igualó su mejor puesto del año, cuarto, pero perdió una inmejorable ocasión de subir al podio por poner neumáticos de agua una vuelta más tarde que Heidfeld. El alemán lo hizo a dos giros del final, voló sobre mojado y le sobrepasó.