Un siete con nueve
REAL MADRID 4 - VALENCIA 2 (6-5). Los de Schuster pasan por encima del Valencia remontando un 0-1 y con dos jugadores menos. Robinho no salió del banquillo y Robben se convirtió en la estrella madridista
Tocado, con dos jugadores menos en el campo, el Madrid le dio una lección al Valencia, y se proclamó campeón de la Supercopa en un ejercicio de épica de esos que engrandecen la leyenda de su camiseta y de su estadio.
Le hizo un siete al campeón de Copa con nueve jugadores en el campo.Tenía el partido perdido hasta que el Valencia se despistó a los cinco minutos de la segunda parte. Un error imperdonable, teniendo en cuenta la historia blanca y el efecto psicológico de derrotismo que genera el Bernabéu en noches de ese calado épico.
Guti aceleró el saque largo en una falta en el centro del campo, Robben tocó de cabeza para el segundo palo en el segundo palo y Albiol sacó con la mano el remate de Van N istelrooy. Penati y empate. El partido se puso donde le gusta al Madrid en estos casos. También a su hinchada, a la que sólo despierta esa clase de retos. Fútbol revolución y épica. Esas condiciones priman el individualismo y las revueltas en velocidad.
Así que el partido llamó a Robben a escena y el holandés se ensañó con Moretti y con Miguel. A toda velocidad, con conducciones zigzagueantes, culebreando, Robben desarmó al Valencia y lo intimidó. Las arrancadas de Pepe y de Ramos, ya con nueve en el campo, encendieron al Bernabéu.
Vendaval
El Madrid se convirtió en un vendaval unidireccional hacia la puerta de Hildebrand. Donde antes hubo apatía y juego cansino, apareció un equipo de seis velocidades. Empujado por su público, que intuía noche grande para la historia.
El segundo gol reflejó el partido. Por corazón, por insistencia, por sentir que todo es posible en noches así Ramos persiguió el balón hasta que lo empotró en la red Hildebrand, al que apenas había exigido el Madrid en el primer tiempo. Los jugadores del Valencia se miraban y no daban crédito. Tenían la mirada perdida, sin entender cómo era posible que les pasaran por encima de esa manera.
Con 2-1 el Madrid siguió con el rodillo en marcha. Robben continuaba siendo inalcanzable para los laterales del Valencia, a los que les enseñó su núnero once cuantas veces quiso. En pleno volán, De la Red sacó su potente disparo a pasear y el Bernabéu se vino abajo. Por la gesta y porque el Valencia desde hace tiempo es un rival directo.
Para entonces, el caos del equipo de Emery era ya total, que tardará en olvidar el repaso de fútbol emocional que se llevó. Higuaín continuó con la masacre, con un gol muy suyo. Uin error de Alexis, lo aprovechó para driblar a Hildebrand y marcar ante el éxtaxis del madridismo. El error de Alexis refleja el estado de schok en el que entró el Valencia. Con 4-1 y el público en pie, Morientes acortó distancias. Aun así, parecía imposible que el Madrid dejara escapar el título.