Bolivia evalúa a sus líderes
Gran tensión ante el referéndum de hoy sobre la gestión de Evo Morales y los gobernadores

EFE / MARTÍN ALIPAZ - Una mujer aimara pasa en El Alto junto a un muro con consignas a favor del presidente Evo Morales ayer, en la víspera del referéndum revocatorio.
A todo o nada. El presidente boliviano Evo Morales, su vicepresidente, Álvaro García Linera, y ocho prefectos (gobernadores) de provincias –seis de ellos opositores– se juegan hoy sus cargos en el referéndum revocatorio que se celebra en el país. O revalidan o volverán a sus casas.
Las jornadas previas a la votación, a la que están convocados cuatro millones de bolivianos, han estado marcadas por un incremento de la tensión, con protestas sociales, guerra verbal y denuncias mutuas entre el Ejecutivo y la oposición.
El ministro de Asuntos Exteriores, David Choquehuanca, ha denunciado a “grupos antidemocráticos” que usan la violencia “para sabotear e intentar evitar” que se celebre la consulta. El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, fue más allá y llegó a decir que el país se encuentra “en el umbral de un verdadero golpe de Estado” preparado por la oposición.
La denuncia de Quintana había sido ya rechazada en la víspera por el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), líder de alianza opositora Poder Democrático y Social (PODEMOS), quien dijo que el presunto golpe de Estado es una “cortina de humo que nadie cree”.
La oposición tiene como punta de lanza en estos momentos una huelga de hambre que llevan a cabo los prefectos de Santa Cruz, Beni y Pando.
Multiculturalismo indigenista
Con el revocatorio, una evaluación a mitad de mandato que hasta ahora sólo ha sido explorada en Latinoamérica por Venezuela, está en juego el modelo socialista del presidente, cuya propuesta de nueva Carta Magna busca refundar el país sobre la base de su multiculturalismo indigenista. La oposición, que no estuvo presente en la adopción del borrador constitucional, está haciendo todo lo posible por evitar que el proyecto se someta también a consulta popular.
La locomotora de la oposición, que ha desafiado abiertamente al presidente, está comandada por los gobernadores de la llamada región de la Media Luna boliviana. El oriente, la zona más rica del país, donde se hayan las reservas de gas, reclama más autonomía y proyecta un modelo económico liberal.
La parálisis en la orientación del país causada por estas dos fuerzas en pugna es conocida en Bolivia como “empate catastrófico”, el término que acuñó el vicepresidente Linera.
Al ratificar la celebración de la consulta, Morales desafió a los opositores a que “se sometan al examen del pueblo y dejen de someterse al imperio”. Se espera que tanto Morales como el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, sean revalidados. Morales no sólo sigue siendo el dirigente político más popular, con casi un 60% de aceptación, sino que para echarlo se necesita el 55% de los votos. En La Paz y en El Alto, la imagen del presidente es más alta. Lo mismo sucede en los núcleos campesinos. En cambio, en Santa Cruz apenas lograría el 34% de los votos.
En Bolivia se duda que el revocatorio resuelva algo. Pocos esperan un vuelco que sirva de desempate. La ausente negociación sigue engrosando la factura de costos del envite.
En cambio, se especula con que el lunes habrá una feroz batalla por los números y abundarán las denuncias de fraude. Incluso hay quienes han anunciado que no dejarán el cargo sea cual fuere el resultado. Es el caso del gobernador de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, que de interlocutor ha pasado a ser un feroz crítico del presidente.
Esta semana, en lugar de celebrar el 183 aniversario de la independencia, Bolivia se vistió de luto por los dos mineros muertos durante un choque con la policía el martes. El miércoles, el presidente no pudo cumplir con la celebración de la Fiesta Nacional en Sucre, la capital histórica del país, por falta de garantías. Hay varias ciudades del país que Morales casi no puede pisar. Tampoco pudo ir a Trinidad, capital del Beni, ni realizar el encuentro previsto en Tarija con los presidentes de Venezuela y Argentina, Hugo Chávez y Cristina Fernández.
La reforma agraria, pendiente
Dando por descontado que Morales y Costas se impondrán, la cuestión es por cuánto. Un amplio triunfo del presidente y algunas bajas en la oposición darían bríos al Movimiento al Socialismo (MAS) para convocar el referéndum para revalidar el proyecto de nueva Constitución. También lo avalaría para continuar el proceso de nacionalizaciones de recursos y avanzar sobre la reforma agraria, una promesa de campaña que Morales reconoce no haber cumplido aún.
Si la oposición llegara al lunes con viento a favor y Morales obtuviera un resultado más flojo, la lectura sería la contraria. A la primera ola de referendos sobre estatutos autonómicos aprobados entre mayo y junio en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, se sumarían reclamos de estatutos en Cochabamba, Potosí y Chuquisaca.