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Viernes, 8 de Agosto de 2008

Lula logra ampliar la clase media de Brasil

La pobreza se ha reducido del 35% al 24,1% en cinco años

BERNARDO GUTIÉRREZ ·08/08/2008 - 21:07h

AFP PHOTO / CHARLES DHARAPAK - Lula, durante su visita a Pekín con motivo de la inauguración de los Juegos Olímpicos.

Brasil está viviendo el remake de su vida, la sorprendente saga de la mítica Bye Bye Brasil, una película dirigida por Caca Diegues en 1979, donde un soñador José Wilker se aventura por la autopista Transamazónica descubriendo un paupérrimo país de polvo y abandono.

Aquel Brasil postcolonial comienza a ser parte del pasado. La película ahora se llama Bye Bye pobreza. Los protagonistas, más que nunca, son personas anónimas de las clases más bajas. Y el guión ha pasado del clásico capitalismo salvaje a un libre mercado corregido con aroma experimental.

Por primera vez en su historia, Brasil puede presumir de tener de clase media a más de la mitad de la población. Un 51,89% de los brasileños ganan más de 436 euros mensuales, cuando en 2004 el porcentaje era de un 42,26%. La nueva clase media, un estudio de la Fundação Getulio Vargas (FGV) presentado esta semana, prueba que el remake del sindicalista venido a presidente está cerca del final feliz. La tasa de miseria baja del 34,96% (2002) al 25,16% (2008). El empleo acumulado en el último año, por las nubes: 1.881.092. El índice GINI (que mide la desigualdad de los países) ha disminuido considerablemente: del 0,627 (2002) al 0,584 (2008). Y en algunas áreas metropolitanas la pobreza parece desvanecerse con un fundido en negro.

Un héroe claro

¿Dónde está el secreto de Lula, este nuevo director de escena poco convencional? ¿En sus actores protagonistas o en sus extras? ¿En una banda sonora de toques neoliberales o en una fusión de aroma social? Para Marcelo Neri, el economista que ha dirigido el estudio de la FGV, la película tiene un claro héroe: la creación de empleo. “La reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media reflejan directamente el aumento del empleo formal con contrato”, afirma. Por si fuera poco, otro estudio presentado esta semana por el Instituto de Pesquisas Aplicadas (IPEA) completa el tráiler de este esperado filme. La pobreza baja, sí (del 35% al 24,1% en los últimos cinco años), pero es la indigencia la que se desploma: el porcentaje de indigentes se ha reducido en casi tres millones de personas, hasta el 6,6% de la población. ¿Por qué los extras de esta producción multimillonaria están comenzando a ser protagonistas de la historia? Marcio Pochman, presidente del IPEA, opina que el secreto reside en dos palabras: Bolsa Familia, el descomunal plan de Lula para erradicar la pobreza distribuyendo ayuda entre 11,1 millones de familias.

Pero el héroe-familia tiene vocación de villano. O, por lo menos, un doble filo que introduce dudas en este final de rodaje que Lula ultima con diligencia. Y es que muchos consideran que su ayuda a los más pobres es un mero maquillaje. “No ha mudado la estructura económica del país, les dan dinero pero no oportunidades”, explica el coordinador de la Central de Movimientos Populares de Río de Janeiro, Marcelo Braga. De hecho, el desenlace del remake de Lula es incierto. Aunque el crecimiento económico continuo se ha convertido en otro de los héroes de la cinta (previsión de 4,9% para 2008 según el FMI), sobran candidatos al papel del antihéroe.

Los malos de la película

Los tipos oficiales de interés están al 13%, su nivel más alto de los últimos años, y las previsiones tienen tintes de drama o, incluso, de thriller: a finales de año estarán entre un 14,25% y 14,50%. Por si fuera poco, la inflación, que completa el reparto de los villanos de Bye Bye pobreza, sigue saliéndose del guión: 6,03% acumulado en los últimos 12 meses. ¿Conseguirá Lula evitar el flash back de la inflación galopante? De ello depende que su remake sea un éxito en la taquilla de la economía global o una tragicomedia de serie B sembrada de desigualdad.

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