"Los adolescentes con VIH tenemos muchos sueños que alcanzar"
Una seropositiva de 13 años emociona a los asistentes a la apertura de la XVII Conferencia Internacional sobre Sida

EFE - Keren Dunaway-González, durante su discurso, en el Auditorio Nacional de México.
La ceremonia de inauguración de la XVII Conferencia Internacional sobre Sida supuso el pistoletazo de salida al primer congreso de estas características que se celebra en América Latina, una región en la que la pandemia del VIH/sida se enfrenta a unos problemas característicos, centrados sobre todo en el estigma y la discriminación.
Estas dos palabras fueron las más repetidas en la ceremonia, que concluyó pasadas las diez de la noche (5 de la mañana en España) con la intervención del presidente del país anfitrión, que no dudó en publicitar su acción gubernamental en este campo, algo común a la mayoría de las intervenciones políticas, desde la de la vicepresidenta del Gobierno español María Teresa Fernández de la Vega hasta la del primer ministro del país caribeño St. Kitts y Nevis.
De los 11 ponentes que participaron en la larga ceremonia, hubo una que levantó las mayores ovaciones por parte de los asistentes que abarrotaban el Auditorio Nacional de Ciudad de México. El testimonio de la joven seropositiva hondureña Keren Dunaway-González, que dirige la revista Llavecitas, hecha por y para niños y adolescentes que conviven con el VIH, puso de manifiesto que existe todo un grupo poblacional al que apenas se presta atención, el de los infectados por sus padres, muchos de ellos huérfanos, que se enfrentan a una incipiente entrada en la edad adulta con necesidades hasta ahora no satisfechas.
“Los niños, jóvenes y adolescentes con VIH estamos creciendo y tenemos muchas metas y sueños. Algunos incluso queremos casarnos y tener hijos”, declaró Keren a una audiencia entregada. La joven activista vaticinó que todos sus deseos serán posibles cuando se les acepte en los centros educativos, se les administren los medicamentos necesarios y, sobre todo, cuando puedan crecer “en un ambiente sin violencia y estigma”.
A Keren le transmitió el VIH su padre, que lo pasó también a la madre de la niña. No obstante, ella se considera afortunada. “Muchos de nosotros somos huérfanos”, subrayó antes de añadir que su padre padece enfermedades asociadas al VIH y ya está “ciego y en silla de ruedas”.
La joven hondureña recalcó que los afectados por el VIH de su edad, como todos los adolescentes, están experimentando nuevos sentimientos. “Necesitamos información sobre nuestra sexualidad, queremos ser escuchados y que tengan en cuenta nuestra opinión para los asuntos que nos conciernen. Deseamos un futuro con oportunidades”, concluyó.
El testimonio de otra mujer, la camboyana Mony Pen, fue también un tirón de orejas a los actores involucrados en la lucha contra el VIH/sida. La joven, que en 2003 vio como su esposo fallecía de sida por no poder acceder a la terapia antirretroviral, se convirtió desde entonces en una destacada activista. Más allá de los tópicos habituales, Pen asoció el VIH/sida a la pobreza. “Todo esto debe parar”, dijo mientras hacía ponerse en pie a todo el auditorio.
Por su parte, el director general de Onusida, Peter Piot, no dudó en recurrir al jamaicano Bob Marley para explicar lo mucho que quedaba por hacer en la lucha contra la enfermedad, ahora que por primera vez se ha conseguido que descienda el número de muertes. “Get up, stand up, stand up for your rights”, concluyó su discurso.