Una sola firma audita la mitad del beneficio de la bolsa española
Deloitte fiscaliza las cuentas de 17 grandes compañías, la mayoría desde hace más de 10 años
¿Quién dice si las cuentas de una empresa cotizada son fieles a la realidad? ¿Quién hace sonar las alarmas si no reflejan el valor del patrimonio? ¿Quién vigila la información que reciben los accionistas y el resto de personas a las que afecta el futuro de la firma? Hay cuatro vigilantes, cuatro auditoras para las 35 principales empresas españolas cotizadas que forman el Ibex. Por sus manos pasan los papeles que justifican los 49.421 millones de euros de beneficio que obtuvieron en 2007 estas firmas. Las cuentas de 17 de las 35 (que suponen además seis de cada diez euros de la ganancia total del índice) las controló el mismo vigilante: Deloitte. Por ese trabajo, ingresó casi 65 millones de euros (el 54% de lo facturado por los auditores de todo el Ibex).
Desde el negocio que hay tras los aerogeneradores de Acciona, al valor del patrimonio de ACS, pasando por grandes bancos y energéticas. Todo lo auditó Deloitte y decidió que las cuentas reflejaban "en todos los aspectos significativos, la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera".
Deloitte lleva auditando más de 17 años a once de estas empresas. O más correctamente, la auditora que Deloitte compró en 2002: Arthur Andersen España, tras verse la matriz de ésta salpicada por la mayor quiebra de la historia, la de Enron. Arthur Andersen auditaba tradicionalmente a Santander, BBVA, Iberia, Unión Fenosa, Repsol YPF, OHL, Gamesa, FCC, Endesa, ACS y Acciona. También a Banesto desde 1994, cuando la entidad, tras ser intervenida por el Banco de España, dejó a PriceWaterhouseCoopers (PwC). Deloitte perdió pocos clientes con el cambio, entre ellos Cintra, Ferrovial e Inditex, que se pasaron a PwC y KPMG en 2002. Las mayores fugas, Telefónica e Iberdrola, las sufrió recientemente y son las que hoy hacen que Ernst & Young, que se llevó los dos contratos (de un total de cinco), sea responsable de controlar las cuentas del 26,41% del beneficio del índice, al que Telefónica aporta más del 18%.Iberdrola fue la última del Ibex que cambió de auditor. Ocurrió hace dos años. En el mismo ejercicio cambiaron sus contratos Red Eléctrica, que dejó a KPMG por PwC; y Bankinter, que dejó a PwC para ingresar en el largo listado de auditadas de Deloitte.
Una fidelidad muy rentable
Público preguntó a Deloitte el motivo por el que las firmas mantienen al auditor durante tanto tiempo. La respuesta fue que "la base de conocimiento y entendimiento que una firma de auditoría y su cliente adquieren con el tiempo repercute en la calidad y en la eficacia del trabajo final".
Eso no impide que la regulación exija que la auditora cambie periódicamente al socio que se encarga de hacer el seguimiento de las cuentas de una empresa aunque el contrato entre ambas se mantenga.
Pero la fidelidad con el auditor tiene una segunda consecuencia: las empresas contratan cada vez más servicios a la firma que las audita, llegando en algunos casos a superar con mucho la factura de la propia auditoría. El Banco Popular o Ferrovial fueron claros ejemplos de esto en el pasado ejercicio. En esos servicios es en los que están basando su crecimiento las grandes firmas de auditoría.
Porque lo que es la factura por auditar las cuentas en sí, de lo que depende básicamente es del tamaño de la compañía auditada. No es lo mismo revisar las cuentas de Telefónica, trabajo por el que Ernst & Young cobró 21,9 millones el año pasado, que auditar a Telecinco, por lo que Deloitte cobró 0,2 millones.