Archivo de Público
Lunes, 5 de Noviembre de 2007

"Un compromiso pendiente"

El Rey evita en su discurso mencionar la crisis diplomática con Marruecos. El apoyo a los monarcas fue masivo en las calles.

ALICIA GUTIÉRREZ ·05/11/2007 - 22:07h

"Tenía un compromiso pendiente con Ceuta, con los ceutíes y con sus autoridades, pero también con nosotros mismos como reyes que se deben, ante todo, a los españoles". Vitoreado desde la calle por una multitud enfervorecida que ayer instauró el lema "un hombre, una bandera" -la rojigualda-, el Rey condensó en esas palabras el sentido de este viaje a Ceuta, ciudad que no pisaba desde que en 1970 la visitó siendo Príncipe.

De la crisis con Marruecos, desatada en el mismo instante en que se anunció la decisión de los monarcas de acudir a Ceuta y Melilla, donde estará hoy, ni una palabra: ni siquiera el nombre del país vecino asomó en su alocución. Tan solo hubo una lejana referencia cuando subrayó cómo España es hoy un país que "cultiva relaciones de sincera amistad con sus vecinos y de estrecha colaboración con el mundo entero".

Elogios a la ciudad

Acompañado por la Reina Sofía, el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vives (PP) y la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, el Rey desgranó un mensaje cargado de elogios a la ciudad: "Una urbe moderna y dinámica que ha sabido crecer y prosperar en el marco del pluralismo y la democracia que definen a España". Una ciudad dijo, en un guiño ante unos 25.000 ceutíes de origen marroquí, "de historia y cultura centenarias marcada por un armónico espíritu de integración y convivencia".

El texto leído por el Rey en el Salón del Trono del Palacio Autonómico -edificio que en 1927 inauguró su abuelo Alfonso XIII- fue seguido con euforia por los ceutíes que se acercaron a las pantallas gigantes instaladas. Con euforia y, también, con un evidente sentimiento de desquite o "justicia" por parte de quienes desde primera hora de la mañana atestaban la Plaza de África y sus alrededores, junto al Ayuntamiento, bajo un sol africano y en medio de extremas medidas de seguridad.
"Han sido muchas vuestras invitaciones y, también, muchos nuestros deseos de volver a Ceuta", enunció don Juan Carlos. Y arrancó la ovación de la calle, donde las consignas tradicionales sobre la españolidad de Ceuta se alternaban con otras improvisadas: "Ole, ole, ole, somos españoles" .

Los rescoldos de esa misma ovación perduraban más tarde cuando el jefe del Estado aludió otra vez a su ausencia de 32 años: "No quería pasar más tiempo sin venir a Ceuta, para expresaros todo nuestro afecto y apoyo, al igual que hemos venido haciendo en tantas otras ciudades y lugares de España".

Entre los ceutíes que llenaron las calles, el encantamiento era generalizado. Felicidad mezclada con algo de reproche por la tardanza de la visita. "Ya era hora de que se dignara visitarnos", manifestó Antonio Reyes, uno de los miles de vecinos de la ciudad que acompañaron la masiva decoración de banderas españolas.

25.000 asistentes

Según la Policía Local, se congregaron 25.000 de las 75.000 personas que residen en los 19,5 kilómetros de superficie de la ciudad. El apagón de móviles forzado por los inhibidores de frecuencia pintó en el centro de Ceuta un aguafuerte donde los viejos edificios del XIX servían de telón de fondo a una concentración que, en algunos momentos, parecía sacada de otra década.