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Lunes, 5 de Noviembre de 2007

Elefantes y payasos entre barrotes

El Circo Mundial lleva, por segundo año consecutivo, su espectáculo a la cárcel de mujeres Madrid 1 en Alcalá-Meco

PÚBLICO.ES ·05/11/2007 - 19:25h

Un payaso trompetista y el maestro de ceremonias en un número del espectáculo. REYES SEDANO.

Imagine elefantes, payasos, acróbatas y magos. Todos en prisión. Visualice ese espectáculo tan familiar, el circo, pero en un escenario bastante inusual, el centro penitenciario Madrid 1 en Alcalá-Meco. El público: un entregado auditorio de presas. Más participativas, animadas y entusiastas que un grupo de escolares. 615 mujeres de 18 a 68 años que ayer se levantaron sabiendo que ese lunes sería diferente.

Por segundo año, el Circo Mundial traspasó la alambrada, los gruesos muros, las puertas con barrotes, los tres controles de seguridad y la larga carretera que separa a estas presas del mundo exterior. Su limitado espacio vital albergó durante hora y media la magia y la fantasía del espectáculo circense. "¡Cómo mola!" repetían las reclusas con cada número. Les brillaban los ojos y estaban boquiabiertas. El Gran Circo Mundial había llegado desde la Vaguada para que olvidaran por un rato su realidad.

Motoristas acróbatas

El espectáculo comenzó en la zona común de los seis módulos, con las acrobacias de tres motoristas llegados de México. Enjaulados en una esfera de hierro de 3,8 metros, corrieron a 120 kilómetros por hora. Parecían hamsters. El más difícil todavía llegó cuando entró en esta especie de celda el jefe de Servicio del centro. "¡Ay madre, qué miedo!". Las presas sufrían al ver pasar las motos a escasos centímetros de la cabeza de su superior, al que aplaudieron por su valentía. "¡Bravo!", vitorearon. Luego llegaron los elefantes, a los que, por indicación del personal del circo, las presas arrancaron pelos porque da buena suerte. "¡Dame uno, paya. A ver si salgo pronto!", gritaba una.

El calor del público se trasladó al polideportivo: un baile de hip-hop y break-dance, la desaparición de una mujer en una caja, un humorístico combate de boxeo. "¡Qué fuerte. Mira, ya no está!", gritaban sorpendidas. Entre aplausos, se arrancaron también a canturrear Cielito lindo cuando un payaso dejó de tocarla con trompeta. El jefe de pista dio paso al improvisado coro. "¡Qué día tan bonito. Es un aliciente en la rutina diaria!", dijo una de ellas. "Así vemos hombres, animales y gente del exterior", cuenta otra. Esperan que se repita. El director de la cárcel, José Luis Cuevas, está pensando institucionalizarlo porque lleva alegría a la prisión. El circo lo hace gratis. "A ellas les viene bien y cambian de aires", explica el acróbata Octavio Medina.

La excitación de las presas, la mayoría condenadas por tráfico de drogas, no decayó con los bailes de sus compañeras: africanas a ritmo de danzas tribales y latinoamericanas a golpe de cadera, entrenadas en actividades de la cárcel.

Tras el circo, la multitud desapareció. Tocaba recuento de presas y vuelta a la normalidad. Ver la tele, jugar al parchís, asistir a la escuela y esperar el día en el que retomen su vida. El plan de Lemy María Vizcaíno, dominicana de 20 años, condenada a 5 por tráfico de drogas, es cambiar por completo. "Cuando salga, voy a empezar de cero y a olvidarme de esta pesadilla", concluye emocionada.

"Aquí sólo hay que ver, oír y callar" 

María Jesús Escudero, de 33 años, tres años de cárcel por tráfico de drogas 

Se arrepiente. María Jesús Escudero empezó a vender droga cuando su marido la abandonó. No quería que a su hija, de 3 años, le faltara nada. Alardea de que en un año consiguió ocho millones de pesetas (48.192 euros), cuatro coches y un kilo de oro en joyas. Su suegra le enseñó el oficio y ahora la acompaña en la cárcel. Pero a veces se le humedecen los ojos: "Lo estoy pagando muy caro". Sus tres años de condena empezaron el 30 de diciembre de 2005. "Algunas salen peor que entraron, sólo hay hipocresía. Hay que limitarse a ver, oír y callar". Hace deporte, estudia y participa en Proyecto Hombre para engordar su hoja meritoria y tener permisos para salir a la calle. Pide más tiempo de visitas familiares sin cristal en medio.

La vida en prisión 

Encarcelamiento

Las presas están encerradas en sus celdas de 20.30 a 8 horas y de 14.30 a 16.30 horas.celdas con duchaEn los 5 m2 de celda tienen literas, mesa y baño.

Trabajos remunerados

Les dan 800 euros al mes por trabajar en la cocina o panadería.

Reyertas

10 expedientes disciplinarios semanales por peleas.

Visitas

1 hora al mes de encuentro familiar sin cristal por medio.