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Domingo, 4 de Noviembre de 2007

Las finanzas del desierto: grandes negocios a 48 grados centígrados

Con el barril de petróleo en 90 dólares, el problema para los países del Golfo Pérsico es qué hacer con tanto dinero. Y su pequeño vecino Dubai les ofrece una solución: invertirlo.

DAVID ANGLÉS ·04/11/2007 - 22:22h

Uno de los rascacielos existentes en Dubai.

El jeque Mohammed Bin Rasid Al Maktoum es el monarca de Dubai y el primer ministro y vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos. Su sueño era sembrar el petróleo en el desierto.

Tras años de mucho trabajo, está recogiendo los frutos. El petróleo representaba el 50% del PIB hace 20 años. Ahora supone menos del 6%  y la intención es que en 2010 descienda hasta el 1%.

El milagro diversificador ha permitido que la economía de Dubai crezca al 10% anual desde hace una década, con el apoyo de sectores como el turismo y los servicios.

Ahora, la economía de Dubai cuenta con un nuevo pilar: el sector financiero. El jeque ha creado el mayor centro financiero independiente de Oriente Próximo, una zona de 445 kilómetros cuadrados en la que se asientan las principales firmas de inversión del mundo y que cuenta con una de las bolsas más modernas del planeta. 

El Centro Financiero Internacional de Dubai (DIFC, según sus siglas en inglés) es una de la áreas económicas más calientes del planeta y no sólo porque la temperatura puede alcanzar allí los 48 grados centígrados.

El centro nació en septiembre de 2004 y acoge ya a unas 500 compañías. Goldman Sachs abrió oficina en Dubai en marzo. JPMorgan lo hizo en abril y Lehman Brothers en mayo. Otros gigantes como Credit Suisse, Société Genérale y Merrill Lynch también están presentes en el emirato.

Además del dinero fresco de la región, el centro financiero quiere atraer al menos parte del billón de dólares que los países de la zona tienen invertido en lugares como Nueva York, Londres y Hong Kong. Las autoridades del centro quieren ayudar a canalizar unos 90 procesos de privatización de compañías todavía pendientes de ejecución en la zona y promover la salida a bolsa de empresas privadas.

El año pasado, sólo los seis países del Golfo Pérsico generaron 3.000 millones de dólares en comisiones para la banca de inversión. Los expertos creen que los ingresos de los grandes bancos en la región crecerán entre un 20% y un 25% anual.

Para garantizar el flujo de empresas hacia el centro financiero, el Gobierno de Dubai ha dado todas las facilidades. Las compañías que se instalan allí están exentas del pago de impuestos durante 50 años y no existe ningún límite a la repatriación de capitales.

Además, el DIFC es una zona franca que cuenta no sólo con un régimen fiscal especial, sino con sus propias leyes y tribunales. Es casi un estado dentro del Estado. La legislación civil y mercantil que rige las actividades del centro se ha creado especialmente para contar con un ambiente “amigable” para los negocios. Si dos empresas tienen una disputa legal, pueden incluso ponerse de acuerdo para dirimirla en otra jurisdicción que les resulte más conveniente. El centro cuenta con un regulador independiente que intenta proveer los niveles de supervisión y transparencia más elevados.

En el DIFC, las tarifas de los servicios de comunicaciones son más baratas que en el resto de Dubai. Y el acceso a Internet es totalmente libre, algo poco frecuente en un país en el que se bloquean las páginas que se consideran ofensivas a la religión o que tengan cualquier relación con el Estado de Israel.

La ciudad de Dubai, además, ofrece un entorno multicultural, cosmopolita y de lujo desbocado. El 80% de su población es extranjera y, en una ciudad con apenas millón y medio de habitantes, se pueden encontrar 30 hoteles de cinco estrellas y el primer hotel de siete estrellas del mundo, el famoso Burj Al Arab.

El dinero, como la tos, es difícil de esconder y en Dubai no se hace ningún esfuerzo por ocultarlo. La construcción de lujosos complejos residenciales y turísticos en el mar y su torneo de golf del desierto son prueba de ello. Dubai organiza la carrera de caballos con el mayor premio del mundo y hasta se han inventado unos juegos olímpicos del consumismo, el Dubai Shopping Festival.

Finanzas islámicas

La bolsa de Dubai se alió con la estadounidense Nasdaq para adquirir OMX, el gestor de los mercados de valores nórdicos. Y su fiebre compradora no se acabará allí.

Recurrentemente surgen rumores sobre la posible adquisición de Repsol por parte de un fondo de Dubai. Una firma de inversión controlada por el jeque  Al Maktoum acaba de invertir 1.000 millones de dólares en una gestora de fondos estadounidense.

Pero el gran objetivo es convertir el DIFC en el centro mundial de las llamadas finanzas islámicas. Se trata de un mercado que, en la actualidad, mueve unos 260.000 millones de dólares y que cuenta con un gran potencial de crecimiento, de entre un 10% y un 15% anual durante la próxima década.

Los productos de inversión islámicos cumplen con los requisitos de la ley coránica e incluyen desde depósitos bancarios e hipotecas hasta seguros, bonos, renta variable y derivados.Actualmente, sólo el 20% de la población árabe invierte en estos productos islámicos y las previsiones apuntan que captarán más de la mitad de los ahorros de los 1.200 millones de musulmanes antes del año 2020.

“El centro financiero deberá contribuir con fuerza al crecimiento del PIB de Dubai”, señala un informe de PricewaterhouseCoopers

El Dubai de América baila merengue

República Dominicana está a punto de dar luz verde al plan que regulará el Centro Financiero Independiente de las Américas (IFCA). Ocupará 17 kilómetros cuadrados de tierras vírgenes frente a la costa, a medio camino entre Santo Domingo y el lujoso resort de Casa de Campo. El centro albergará bancos privados y comerciales y una bolsa electrónica llamada Laifex, en la que se podrá negociar deuda y otros productos de inversión de los países latinoamericanos.

El IFCA estará supervisado por un regulador privado e independiente y la intención es que comience a funcionar en 2010. El impulsor del proyecto, Gaetan Bucher, se ha jugado su propio dinero y su prestigio para sacar el centro adelante. Será una ciudad autónoma y un lugar para vivir. “Incorporarse a nuestro equipo significará más que un cambio laboral. Será el comienzo de un nuevo estilo de vida”, afirma Bucher.