Creacionismo, no en mi nombre
Un científico pide la retirada de un artículo porque fue utilizado por algunas webs para negar la evolución, algo contrario a su tesis.

Una imagen de La creación de Adán, de Miguel Ángel, en la bóveda de la Capilla Sixtina.
Homer Jacobson no salía de su asombro. El artículo que había escrito hace 55 años en American Scientist sobre los orígenes de la vida aparecía en varias páginas web creacionistas para apoyar las tesis contra la teoría de la evolución. Jacobson, un profesor de química retirado, pidió la semana pasada a la revista que retirara su escrito y quiere retractarse públicamente. Su gesto ilustra el creciente malestar de la comunidad científica ante la elaborada utilización de algunas de sus teorías para corroborar argumentos totalmente opuestos.
Jacobson, de 84 años, comentó a The New York Times que se dio cuenta de la manipulación cuando decidió buscar información sobre sí mismo en Google, y descubrió varias citas de su trabajo en páginas creacionistas como darwinismrefuted.com y evolution-facts.org.
Las páginas se centraban en dos párrafos de su artículo, Información, Reproducción y el origen de la vida. Trataban de la imposibilidad de los aminoácidos de formarse espontáneamente sin energía y del inicio de la vida bajo condiciones muy específicas. Hoy Jacobson afirma que fue un error no mencionar que esas fuentes de energía seguramente existieron hace miles de millones de años.
"Era un artículo modesto que no iba a cambiar el debate, de todas formas", explica Jacobson en una entrevista telefónica con Público, desde su casa de Tarrytown, en el estado de Nueva York. “Pero me molestó que emplearan unos argumentos erróneos para apoyar sus tesis. Los párrafos que mencionaban estaban equivocados. Uno era pura conjetura y el otro era, simplemente, incorrecto, y por eso me pareció más honesto retractarme”, añade el científico.
En darwinismrefuted, una página web creacionista de inspiración musulmana, la teoría de Jacobson aparece junto a una larga lista de citas científicas que explican la interacción entre el ADN y las proteínas y concluye afirmando que “la vida no ha podido surgir por accidente” y, por tanto, es obra divina. En la carta en la que Jacobson se retracta, que saldrá publicada en el número de noviembre/diciembre de American Scientist, el químico retirado asegura sentirse “avergonzado por haber sido el origen de estos errores”.
Firmes convicciones
Jacobson, que lleva una vida apartada y tranquila desde que se jubiló hace dos décadas, no pensaba crear polémica y se ha visto algo sorprendido por la repercusión de su gesto —“una tormenta en un vaso de agua”, afirma—, lo que no disminuye la firmeza de sus convicciones: “Sigue habiendo muchas dudas sobre el origen de la vida, con Dios o sin Dios, y el debate es legítimo. Mi artículo era neutral. Pero de lo que no hay duda es de la validez de la teoría de la evolución; demasiadas pruebas científicas la corroboran”.
No es la primera ni la única vez que los creacionistas se han arropado en los flecos de la ciencia, utilizando artículos de especialistas para ajustarlos a sus teorías. El pasado septiembre, The New York Times publicaba un artículo sobre el profundo malestar de un grupo de científicos por aparecer en el pseudodocumental Expelled: no intelligence allowed (expulsados: no se permite la inteligencia) en contra de la enseñanza de las teorías de la evolución.
El creacionismo, inspirado en dogmas religiosos, asegura que la Tierra y los seres vivos proceden de un acto de creación divina. Los movimientos antievolucionistas, como el diseño inteligente, luchan por sustituir con sus teorías las clases de biología evolutiva en las escuelas de Estados Unidos, con significativas victorias, especialmente en el sur.
Sus campañas pueden ser sofisticadas y masivas. Harunyahya.com, uno de los enlaces de darwinismrefuted, distribuyó este verano por iniciativa de su fundador —un escritor turco llamado Adnan Oktar— un Atlas de la creación, una lujosa edición de 800 páginas a todo color, a científicos de todo el país, así como a miembros del Congreso estadounidense, para denunciar la crisis de la teoría de la evolución.