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Viernes, 2 de Noviembre de 2007

"Era demasiado creativo para trabajar por cuenta ajena"

El paro llevó a Francis Lamamié a ser autónomo, su lugar en el mundo

B. C. B. ·02/11/2007 - 21:57h

“¿Y no puedes poner el de mi empresa en el periódico?” Francis Lamamié es emprendedor las 24 horas del día y aprovecha el mínimo resquicio para promocionar su empresa, Clay Formación.

Con 35 años (“bueno, los cumplo en dos semanas, ¿eh?”) ha pasado ya por todos los estadios del trabajador... Pasante, “trabajador basura”, asalariado, parado, cuenta propia, vuelta al paro y finalmente administrador de su propia sociedad.

Francis ha encontrado en la figura del autónomo su lugar definitivo en el mercado laboral ya que cree que era demasiado “proactivo y creativo para los jefes”. Lo cierto es que este licenciado en Derecho tuvo la mala, o buena suerte, de ser uno de los trabajadores que en 2001 se fueron forzosamente a la calle tras el cierre de Wall Street Institute, una cadena de academias de inglés, donde llegó a ser director de oficina.

Los ocho meses de paro que consumió fueron suficientes para darse cuenta de que la vuelta a la actividad la quería hacer siendo su propio jefe. Así, se dio de alta como autónomo y trabajó como free-lance en una escuela de formación en Madrid.

Circunstancias familiares le obligaron a interrumpir, esta vez voluntariamente, de nuevo su carrera, pero el nuevo compás de espera también le hizo más ambicioso: quería crear su propio negocio de formación.

Las nuevas tecnologías fue el valor añadido que eligió este canario, ahora residente en Salamanca, para su empresa. Mediante el e-learning, y gracias también a un convenio con la Universidad de Salamanca, Clay Formación ha pasado de tener dos trabajadores en 2004 (él mismo y su socio), a una plantilla de 18 empleados y una sede en Buenos Aires. “El negocio está en Latinoamérica”, dice este visionario... autónomo.

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