La construcción sigue bajo mínimos y el alquiler coge tímidamente el relevo
La caída de las compraventas se atenúa, vivir pagando una renta se generaliza y los constructores esperan a mejores épocas

La construcción sigue protagonizando la crisis de la economía española. EFE
Las noticias que llegan del sector inmobiliario siguen siendo negativas, y como vaticinan diversos observadores, desde bancos internacionales a organismos locales, parece que van a seguir siéndolo durante mucho tiempo.
Pero mientras los gurús se devanan los sesos para predecir el alcance y la intensidad de la crisis inmobiliaria, el día a día nos deja un rosario de datos gracias a los que podemos interpretar el presente del sector de la construcción y las tendencias para el futuro cercano, que seguramente ya no será el mismo, sobre todo desde el punto de vista sociológico.
El alquiler, la forma de vivir más olvidada en España desde los tiempos del Seat 600, vuelve a ser una alternativa, o la única solución, para los que no se resignan a vivir con sus padres una década después de ser mayores de edad. Con todo, a pesar de crecer un 4,7% los hogares que viven en alquiler, el saldo total de hogares creados en España en 2007 fue de 423.009, de los cuales todavía el 80,6% viven en propiedad y el 19,4% en alquiler, según datos del Ministerio de Vivienda.
El pánico a comprar se atenúa
Mientras, con las inmobiliarias a pie de calle echando el cierre y los bancos y cajas cerrando el grifo de las hipotecas a la clase media, la compraventa de viviendas nos ofrece datos contradictorios. Respecto a abril del año pasado las transacciones caen un 7,1%. Un dato malo, pero mejor que el de meses anteriores. Además, según el INE, frente al mes de marzo, la compraventa ha subido un 21,1%, lo que podría reflejar que el miedo a comprar una vivienda a los precios actuales cuando menos, se ha atenuado.
Aunque el dato que no decepciona para ratificar las tesis más pesimistas es el de las viviendas iniciadas en el primer trimestre del año. Con las constructoras bajo mínimos y la financiación empresarial en apuros, pocos se atreven a abrir un tajo, después de años con una producción de viviendas desmesurada, que excedía en España la suma de Francia, Alemania y Reino Unido.