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Miércoles, 25 de Junio de 2008

Blanco tiende la mano a CiU y PNV para fijar "pactos estables"

Tres diputados del grupo nacionalista catalán asisten a la conferencia del número dos del PSOE

GONZALO LÓPEZ ALBA ·25/06/2008 - 22:29h

EFE - José Blanco, secretario de Organización del PSOE.

Veinticuatro horas después de los sobresaltos parlamentarios que el martes pusieron al Gobierno al borde del ataque de nervios, el número dos del PSOE, José Blanco, volvió este miércoles a hacer guiños a CiU y al PNV para negociar un marco de estabilidad parlamentaria. La novedad no está en el planteamiento, sino en la urgencia con que, tras las emboscadas auspiciadas por el PP y secundadas por CiU, el PSOE quiere alcanzar esa estabilidad, aun a sabiendas de que no será posible hasta que Convergencia celebre su congreso de julio y el PNV pase el Rubicón de las elecciones en el País Vasco, circunstancia que sitúa a los nacionalistas catalanes como primera opción.

Blanco intentó restar importancia a los reveses parlamentarios del Gobierno: No se puede elevar a categoría lo que ha ocurrido en una votación. Pero aprovechó su comparecencia en el foro Nueva Economía para reiterar el deseo de ampliar la mayoría de apoyo al Gobierno con acuerdos estables. Esto fue lo que dijo en su discurso inicial, que llevaba escrito. Después, en el coloquio, concretó más: Lo vamos a intentar con CiU, con el PNV y con todas las fuerzas que quieran acordar.

Su declaración de intenciones tuvo como testigos presenciales a tres diputados de CiU: Josep Sánchez Llibre, el habitual negociador de los presupuestos la primera gran prueba de fuego y dirigente de Unió Democristiana; Jordi Jané, vicepresidente del Congreso, y Carles Campuzano, de Convergència.

Nuevo tiempo, nuevo talante

El contenido y el tono de la intervención de Blanco llamó la atención por su moderación, si se compara con las de la anterior legislatura. No fue casual. Todo su discurso lo articuló en torno a la voluntad de conseguir que el tono político de esta legislatura sea muy distinto del que hubo en la anterior. Entre otras muchas, por una razón poderosa: Así lo han pedido los propios ciudadanos con sus votos creando las condiciones para ello, con la nueva composición del Congreso y el giro centrista del PP forzado por su segunda derrota electoral, que configuran un nuevo tiempo político.

Ante la nueva disposición expresada por Mariano Rajoy para alcanzar pactos de Estado, el dirigente socialista recordó que el movimiento se demuestra andando. Así, subrayó: Si está realmente dispuesto, no tendrá que esperar hasta después del verano para demostrarlo. La renovación del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, la reforma de la Constitución, recuperar la unidad contra el terrorismo y consensuar los objetivos de la Presidencia española de la Unión Europea son el temario esbozado.

A juicio del PSOE, los pactos de Estado con el PP, a los que invitará a sumarse al resto de los grupos, son plenamente compatibles con la alianza con las minorías nacionalistas. Además, el Gobierno busca cerrar el círculo con la complicidad de los interlocutores sociales como instrumento estratégico de la política social y económica. De ahí, según explicó Blanco, que Zapatero haya decidido llevar personalmente las riendas del proceso de diálogo social.

La cosa y las recetas

En el largo camino hacia el reconocimiento de la crisis económica, alegó la esterilidad de la contienda semántica sobre el nombre de la cosa, pero reconoció que la situación se compadece con la definición del término recogida en el María Moliner: El momento en que se produce un cambio muy marcado en algo.

No tuvo reparo Blanco en enmendar la plana al gobernador del Banco de España, partidario de liberalizar el mercado de trabajo. No estoy por la liberalización del mercado de trabajo ni por incrementar la jornada laboral. Más bien al contrario. En un momento de dificultad, tenemos que garantizar que haya un mayor número de empleos. No puedo aceptar las recetas conservadoras, afirmó rotundo.