Los escrúpulos del narco más cruel de Tijuana
Benjamín Arellano terminará sus días en una prisión de EEUU tras aceptar México su extradición

Militares mexicanos custodian a pistoleros del clan de los Arellano Félix.
Si a los narcos les componen corridos, ¿qué no le cantarán a Benjamín Arellano Félix, el capo más temido de cuántos han dirigido el Cártel de Tijuana, ahora que se anuncia su extradición a EEUU?
El Min, como era conocido antes de ser detenido el 9 de marzo de 2002 en la ciudad de Puebla, tiene todas las papeletas para seguir los pasos de su hermano Francisco Javier El Trigrillo, que hoy se pudre en una celda de 9 metros cuadrados de San Diego. Pero a su familia ya poco le importa.
Especialmente porque amasan una fortuna descomunal y siguen siendo los amos de dos de las principales rutas de la droga del planeta: la del corredor de California y la del Triángulo Dorado, el que forman Tailandia, Laos y Birmania.
Y todo se lo deben al licenciado Sánchez o a El Min, el segundo de los 12 hermanos Arete, el aplicado alumno de su sanguinario padre, Ramón Arellano, muerto de un tiro en la nuca en una celada.
La fama de Benjamín comienza en 1994 con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo aunque, en realidad, hizo cosas mucho peores.
En su bitácora de delitos se encuentran matanzas como la cometida en el Rancho El Rodeo de Ensenada, Baja California, donde eliminó a 19 personas, entre ellas niños de corta edad.
Este fue su mensaje al cártel rival de Sinaloa de que la guerra había comenzado. "Hombre de notable inteligencia y prágmático", como es descrito en un informe de la Procuraduría General de la República de México (PGR), sus sicarios ejecutaban espeluznantes planes.
Uno de ellos consistió en secuestrar a dos de los tres hijos de Héctor Luis El Güero Palma, jefe del Cártel de Sinaloa, para arrojarles vivos por un puente de 50 metros de altura. Años después ordenó rematar la matanza: asesinó al tercer hijo de El Güero y a su esposa tras una balacera descomunal.
Seguridad especial
Según el diario The Washington Post, los Arellano Félix contrataron en 1997 a un viejo integrante de las Fuerzas Especiales estadounidenses para entrenar a sus guardaespaldas "en técnicas modernas militares y de vigilancia".
El curso incluía sesiones de tácticas de combate y uso de todo tipo de armas. También adiestró un grupo de jóvenes como mulas de la cocaína.
Pero Benjamín siempre se cuidó las espaldas ante su segura caída. Cuando fue interceptado por la PGR en Puebla, portaba un rifle AK-47 y una pistola del calibre 38.
La justicia, sin pruebas, sólo pudo condenarle por un delito de portar armas de fuego. Le cayeron cinco años de cárcel que hasta ahora ha venido cumpliendo como un marqués en la prisión de máxima seguridad del Altiplano, en el estado de México.
Para EEUU, Arellano Félix ha sido una obsesión. Benjamím está acusado en el país vecino de "conspiración e importación de cocaína y marihuana". Cadena perpetua segura. Pero México siempre lo tuvo en su sombra.
Ahora, el Gobierno de Calderón ha decidido traspasar su muerto al otro lado de la frontera. Por fin, el narco multimillonario que se derretía viendo a las ballenas procrear en California, terminará cantando un lastimoso corrido en un celda inmunda de EEUU.
Las guerras de los cárteles provocan una carnicería
La Secretaría de Seguridad Pública Federal de México (SSP) acaba de revelar que en los 18 meses de administración de Felipe Calderón el crimen organizado ha cometido más de 4.000 asesinatos en el país. 7,6 personas mueren al día de forma violenta.
El mes de mayo, que no computa en este informe, fue especialmente cruento. De contabilizarse estas cifras, se superarían los 15 asesinatos cada 24 horas, casi todos registrados en los Estados de Chihuahua, Sinaloa, Baja California y Durango.
La violencia se ha incrementado en zonas como Guerrero, donde el llamado Operativo Conjunto había logrado desactivar a las organizaciones criminales. Sin embargo, el número de homicidios atribuidos a esas bandas, definidos como "ejecuciones", ha aumentado hasta el punto que en la última semana de mayo se registraron más de 80 asesinatos.
Según las autoridades federales, el recrudecimiento de la violencia obedece"a una reorganización de las organizaciones criminales ante el efectivo combate que el Gobierno federal realiza contra el narcotráfico".
La realidad es que existe una guerra entre cárteles para apoderarse de territorios de bandas rivales, y también ha aumentado la violencia en la frontera norte entre los hermanos Beltrán Leyva e Ismael El Mayo Zambada, quien dicen que asesinó al padre de Benjamín Arellano.