Tiroteados por el deshielo
Los osos polares de Groenlandia se ven obligados a nadar hasta Islandia ante la falta de alimento

Un grupo de periodistas toma imágenes del último oso tiroteado. AP
La imagen de un oso polar tiroteado en las costas de Islandia es uno de los últimos signos del calentamiento del planeta. Tras siete meses de hibernación en Groenlandia, los osos polares que despierten esta primavera se encontrarán un panorama muy diferente al que vivieron la pasada. Frente a las llanuras heladas en las que solían cazar focas para recuperar el peso perdido durante el largo invierno, los osos amanecen ahora en una superficie en deshielo, y donde las focas ya no crían.
Y es que el Ártico llegó a su mínima extensión de hielo el año pasado, según explica el investigador del CSIC, Carlos Duarte, y aunque este año se ha recuperado, la diferencia es que la capa helada es más fina de lo habitual y no soporta la tonelada de peso que puede llegar a pesar un oso.
De los 7,8 millones de kilómetros cuadrados que ocupaba el hielo ártico en 1980, se pasó el año pasado a tan sólo 4,2 km2. La falta de alimento y la lucha por la supervivencia han llevado a que dos osos polares naden a la deriva durante cientos de kilómetros desde Groenlandia a Islandia.
Corrientes oceánicas
Ésta es una distancia que un buque tarda en recorrer cinco días, y que estos plantígrados han cubierto en más de una semana. “La corriente oceánica les arrastra hacia Islandia”, explica Duarte. La única posibilidad de que el oso sobreviva es que se lance al mar, a la busca y captura de presas en una tierra desconocida. Sin embargo, a su llegada a la costa islandesa, el animal no sólo no encuentra focas, sino que en el caso del segundo oso llegado esta semana a Islandia, las autoridades decidieron abatirlo a tiros ante los posibles ataques a la población.
La situación del oso polar es delicada, ya que, según las últimas estimaciones científicas, la capa de hielo se derrite cada año a mayor velocidad y en 2015 podría llegar a desaparecer la superficie helada del Ártico, y con ella muchas especies, entre ellas el oso polar.
La salvación, en la mezcla con el oso grizzly
Las poblaciones principales de oso polar o blanco (‘Ursus maritimus’) se encuentran en Groenlandia y en el archipiélago de Svalbarg (Noruega), donde su blanco pelaje es un camuflaje perfecto para conseguir comida. Cazado durante años por su piel y su carne por comunidades indígenas del Ártico, su nueva amenaza es el deshielo: su hábitat desaparece poco a poco. “El oso polar es una especie que vamos a ver extinguirse en estado salvaje”, vaticina el investigador del CSIC, Carlos Duarte, quien considera que una de las posibilidades de supervivencia de esta especie es su hibridación con el oso grizzly (‘Ursus arctos horribilis’), que habita en Canadá y EEUU. Ambas especies pueden reproducirse y en su descendencia estará el genoma del oso polar que, dentro de un tiempo, si finalmente se recupera su hábitat, podría volver a aparecer como especie.