Modelo de Tempe para Inditex, con charol.

Si existe un denominador común en las colecciones de moda de la temporada invernal, está en los pies y se llama “gusto por el rockabilly”. Los botines no faltan en ninguna de las propuestas de calzado que han elaborado fabricantes generalistas (léase Zara, Mango o Topshop) y tampoco en casas exclusivas, como Gucci y Dior.

Berskha, línea joven de Inditex, apuesta por ellos como una de las tendencias de moda más fuertes de la temporada. El look que propone la marca se basa en “la lolita que busca provocar vistiendo con ropa de su madre”, aclaran desde el departamento de comunicación. De hecho, los diseños recuperan tacones y plataformas de otras épocas con construcciones actualizadas.

Moda transnacional
Las pasarelas de Milán o París han demostrado que la vuelta de este calzado no admite condiciones: con solapa, sin ella, con plataforma, en colores neutros o cristales psicodélicos. Este es el caso de Topshop, que apuesta por el tacón fino para romper discotecas.

Sus precios varían según las marcas. Así, el fabricante británico los comercializa entre 75 y 80 libras, mientras Dior y Gucci suben el caché hasta los 700 euros. En lo que respecta a Zara y Mango, ofrecen precios más asequibles, que van de los 40 a los 80 euros. A nivel más minoritario, la diseñadora de Sarah Riley también apuesta por ellos, con los modelos Belinda, Roxanne y Ladonna, a base de piel procedente de Italia. El secreto para combinarlos es tirar de minifaldas o faldas por encima de la rodilla, pantalones pitillo, shorts o leggings. Por el contrario, son incompatibles con faldas hippies y ropa deportiva.

Lejos de ser una fiebre europea, la epidemia de los botines no es ajena al continente asiático. El sitio web de tendencias japanese streets muestra que los botines ya venían con fuerza desde agosto. En el hemisferio sur, la última edición de la Air New Zeland Fashion Week también se apuntó al botín, con las propuestas de Deutz Fashion Design. Como siempre, no se sabe si la reedición de los botines se debe a que la pasarela refleja el sentir de la calle o viceversa. Lo que parece evidente es que compartir número de pie con mamá tiene premio.