Se vende milagro médico
Las leyes regulan de forma estricta la publicidad de fármacos, pero no lo hacen con los procedimientos sanitarios
En EEUU, los medicamentos se pueden promocionar libremente con anuncios en todos los medios de comunicación.
Así, es normal ver en televisión spots de un fármaco para la osteoporosis o para la diabetes, de forma que la presión que ejerce la industria farmacéutica sobre el consumidor final es directa.
En Europa, esta situación es mucho menos común ya que la publicidad de los medicamentos está estrictamente regulada en todos los países, incluido España.
Los únicos fármacos que se pueden anunciar son los llamados OTC (del inglés over the counter, aquellos que se pueden adquirir sin receta) pero su publicidad está regulada y, por ejemplo, ha de incluir la frase "consulte a su farmacéutico".
Sin embargo, existen terapias o productos sanitarios que están en el limbo de las estrictas regulaciones y que se anuncian a menudo en revistas y periódicos, sin infringir la ley.
Problemas variados
Los ejemplos son varios, pero suelen centrarse en dolencias no calificadas como graves pero que sí tiene un impacto elevado en la calidad de vida, como problemas dermatológicos, de vida sexual y de dolor inespecífico.
Del último caso, por ejemplo, existe un anuncio que encabeza la frase ¿Padece de dolor de espalda?, que anuncia la visita a España del equipo de un cirujano "de prestigio internacional". En la web del especialista, informa de que el médico estará próximamente en Madrid, en una peculiar consulta: un céntrico hotel de la capital.
El experto en problemas de la espalda Francisco Kovacs, autor de publicaciones en revistas científicas de prestigio como Lancet, cree que el problema de la regulación publicitaria en España reside en que "todo se centra en los medicamentos" y que, en lo que respecta a productos no farmacológicos "nos movemos en un mercado salvaje".
Considera que, si alguien se decide a asistir a una consulta como la anunciada debe preguntar qué tratamiento se aplica, las pruebas científicas de sus validez y sus efectos secundarios.
Concluye: "Aunque escuchar opiniones no hace daño, la ciencia no es democrática: un sólo dato acaba con miles de opiniones".
Otra de las campañas publicitarias que anuncian tratamientos médicos habla de la calvicie, bajo el epígrafe Siete días para salvar tu cabello.
El centro privado (algo común a todas las terapias anunciadas) resulta practicar microinjertos. En opinión del dermatólogo del Hospital San Pedro de Logroño Miguel Aizpún, ésta es una opción sólo valida para la calvicie común y "no suele ser el primer tratamiento, ya que se dispone de alternativas farmacológicas que se suelen intentar antes".
Por ello, el especialista recomienda acudir al dermatólogo ante este problema, y advierte: "Convertir la ciencia de la cosmética en un mercadeo de productos milagrosos es una fuerte tentación para gente sin escrúpulos".