No son buenos tiempos para los socialistas. Desde que en febrero se hizo con la dirección del PSOE tras vencer en el 38 Congreso Federal de su partido a la exministra Carme Chacón, el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba se ha erigido en un firme defensor de su oposición responsable. Esa que permite a su partido "acordar, discrepar y confrontar" con el Gobierno. Y la estrategia no parece haberle funcionado. Las elecciones que se han celebrado a lo largo de este 2012 han constatado la caída del PSOE.
A pesar de que en Andalucía y Asturias los socialistas han conseguido gobernar, lo harán con menos votos que en citas anteriores. Y las encuestas hunden y siguen hundiendo sus expectativas, reflejando la idea cada vez más extendida de que los ciudadanos ya no perciben al PSOE con menor peso institucional de la democracia como una alternativa a las políticas de la derecha. A todo ello se han sumado las voces internas que reclaman a Rubalcaba que ceda el testigo.