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Ocho horas ha durado la primera jornada de convivencia del nuevo gobierno de coalición, tiempo de almuerzo incluido, celebrada a 155 kilómetros de Madrid, en la finca que el Estado posee en Quintos de Mora, Toledo. La reunión de trabajo ha comenzado a las 10:30 de la mañana con dos asuntos principales: la agenda legislativa y el contexto económico. Han intervenido todos los ministros para explicar cada uno las prioridades de su respectivo departamento. También Pedro Sánchez, que ha trasladado un mensaje de optimismo a su Ejecutivo. Todo, siempre, según Moncloa, porque el control de la comunicación ha sido absoluto en todo momento, sin opción a que los medios pudieran preguntar sobre los asuntos tratados. La idea de este encuentro era doble: por un lado, organizar el trabajo del primer trimestre del año y por otro, y sobre todo, profundizar en la unidad de un Ejecutivo que, por primera vez, integra a miembros de distintas fuerzas políticas. Pedro Sánchez ya utilizó esta misma fórmula para hacer piña nada más llegar al gobierno tras la moción de censura a Rajoy en el verano de 2018. Pero el de aquella era un equipo monocolor. Tras el parón para el almuerzo, Sánchez y sus 22 ministros han abordado, dice, los asuntos que enmarcan en las "grandes transformaciones" de esta legislatura, es decir: cohesión territorial, justicia social, digitalización, igualdad y transición ecológica. Minutos antes de las 7 de la tarde comenzaron a desfilar los primeros ministros: Garzón, Calvo, Ábalos y Pedro Duque lo hicieron en sus coches oficiales, pese a que por la mañana salieron casi todos juntos desde Moncloa en autobús, en el que sí ha regresado el presidente. -Redacción-