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Y la Roja montó la Mundial
Estadio Soccer City. Johannesburgo. 11 de julio. Minuto 116. Finalísima del Mundial. Enfrente, Holanda. Iniesta controla y mete un derechazo cruzado a las mallas. Golazo. España se para un segundo. Y estalla la locura. La Roja logra el mayor hito de su historia y marca el 2010 como el mejor año del deporte español. Llega a la cima del fútbol y clava la bandera de la excelencia. El manchego tocó la última nota de una sinfonía dirigida por el maestro Del Bosque e interpretada por 23 genios.
La ‘orange’, dedicada a frenar a tapadas el toque español, fue su última víctima. Pero antes España dejó por el camino a Alemania, Paraguay, Portugal, Honduras y Chile. Solo Suiza puso un mínimo lunar en el debut. España entra en el club de las estrellas. Esas que hacen brillar a una generación inigualable. Iniesta y Xavi, paradigmas de la misma, ‘pelearán’ por ser galardonados con el Balón de Oro. La Roja marcó en 2010 el ritmo y el estilo del fútbol mundial.
El ‘Mourbo’ irrumpe para hacer sombra al Barça
La Liga española se redujo a una carrera de titanes mientras el resto de combatientes tan solo podían pararse a mirar desde la grada. Barça y Real Madrid marcaron una temporada a golpe de récord, que acabó decantándose por el equipo culé al demostrar ser muy superior en los envites directos con los blancos. Tan solo el Sevilla, en Copa, y el Inter de Mourinho, en Champions, lograron poner freno a los de Guardiola. Los azulgranas siguen desplegando el mejor fútbol del planeta con Messi como su eje de rotación.
El proyecto megalítico de Florentino hacía aguas en su primer año. El revulsivo para la temporada 2010/11 tenía que llegar desde el banquillo y el dedo se situó en él, en José Mourinho. El Madrid optó por los títulos (tricampeón con el Inter) y el carácter ganador del portugués pero también por la polémica. Llegaba a Chamartín el anti-Barça. El arranque fue prometedor, pronto Mou se hizo dueño de todo el club y el equipo comenzó a perfilar criterio. Y también se inició un peligroso camino de confrontación con el resto. Y en esto, llegó la manita del Camp Nou. El proyecto blanco tenía que levantarse de nuevo. El culé alcanzaba su climax. Entretanto, Messi y Cristiano seguían batiendo récords y más récords.
Europa volvió a ser rojiblanca
Un grande recuperó su prestigio este año y devolvió la alegría a una afición acostumbrada al sufrimiento. Se lo merecía. Muchos años lejos de los grandes del viejo continente tenían que acabar. Y el 12 de mayo el Atlético volvió a ser campeón. Conquistó la primera Europa League ante el Fulham en Hamburgo. Forlán esperó a la agonía final para desatar el estruendo de la victoria. El uruguayo y Agüero han elevado el caché colchonero a base de calidad a raudales.
Con ellos, unos cuchillos como Reyes y Simao y la joven madurez del portero De Gea, Quique Sánchez Flores levantó los cimientos de un equipo ganador. A base de coherencia y fe el equipo rojiblanco acabó la Liga con decencia, conquistó el segundo título europeo de su historia y saboreó las mieles coperas alcanzando la final perdida ante el Sevilla. En agosto, culminó su mágico año arrasando en Mónaco al todopoderoso Inter de Milán en la Supercopa.
Nadal se hace gigante
Las palabras se quedan cortas para describir el brutal año que ha culminado Rafa Nadal. Nadie, ni el maestro Federer, ha logrado hacerle sombra en el circuito ATP. Sencillamente, es el mejor. Y lo es a golpe de superación, de crecimiento, de récord. Pese a no poder revalidar su título en Australia, bordó la temporada en tierra conquistando los Masters de Montecarlo, Roma y Madrid. Y puso la guinda sobre arcilla con su quinto Roland Garros vengándose de Soderling. Ese 6 de junio terminó de enterrar los fantasmas de sus lesiones y agarró el número 1 para no volver a soltarlo.
Llegó la hierba de Wimbledon y también se rindió al manacorí. Berdych vio pasar un vendaval. Repetía la gesta de 2008 en el torneo más mítico. Tomó aire en verano y adaptó su agarre para mejorar su saque (uno de sus puntos más débiles). Con esas se presentó en Flusing Meadows para levantar el único Grand Slam que le faltaba. Djokovic no pudo parar a la leyenda. Ese 14 de septiembre Nadal lograba su noveno grande con 24 años y ampliaba a siete el número de tenistas que poseen los cuatro Grand Slam. Un hito solo abarcable con el paso del tiempo. Tan solo se quedó a las puertas del claustro en la final de Londres, que perdió contra Federer. Ya habrá tiempo.
La mancha de Contador y Marta Domínguez
La lacra del dopaje continuó manchando los excelentes resultados del deporte español y la imagen labrada en el exterior. Dos casos sobresaltaron de manera especial. En septiembre la UCI comunicaba haber detectado en un control del 21 de julio clembuterol en la sangre de Alberto Contador en una cantidad de 50 picogramos por mililitro. El ciclista de Pinto, que conquistó su tercera ronda gala, ha sostenido que ingirió un filete contaminado en la cena de esa jornada de descanso. Informaciones posteriores parecen tambalear la versión del ciclista, que sigue a la espera del contranálisis y el veredicto final de la UCI.
Pero al término del año España volvía a escandalizarse con una gran operación contra el tráfico de sustancias prohibidas, entre las que se implicaba a la campeona del mundo Marta Domínguez. Otros detenidos eran su entrenador César Pérez, el técnico Manuel Pascua, y el doctor Eufemiano Fuentes, cabecilla del dopaje en el ciclismo destapado en la Operación Puerto. Un duro revés para la palentina, el atletismo y la credibilidad en la limpieza del deporte español.
Gasol, un anillo en cada mano
A mí me daban dos. Como los dos títulos de NBA que ya atesora Pau Gasol entre sus dedos. El mejor jugador español sigue creciendo para entrar en el olimpo de la NBA. El espigado ala-pívot insiste en enseñar a EEUU que la calidad no está reñida con el físico, sus números han convencido hasta a los más escépticos. Forma junto a Bryant la argamasa de los Lakers, que saborearon en junio una dulce venganza ante los Celtics.
La serie final se tuvo que decantar en un trágico séptimo encuentro. El Staples a reventar. Boston se acercaba al título. 13 puntos llegó a tener de ventaja. Pero el arreón dorado cambió el sino de la historia. Segundo anillo consecutivo en la tercera final de Gasol. El español ya es un ídolo en Los Ángeles y ha sido incluido en el mejor quinteto de la historia del mítico equipo, un privilegio reservado a los más grandes. En verano decidió parar, pensar en el futuro. Descansó. No jugó en Turquía. Y eso se ha notado en un arranque de temporada espectacular.
La decepción turca
Turquía revolvió al baloncesto su viejo status. A EEUU solo le hizo falta el compromiso de sus segundos espadas para recuperar su hegemonía mundial. Turquía cumplió como anfitriona pero nada pudo hacer ante Kevin Durant, Lamar Odom, Rose, Billups y compañía. A España le pesó demasiado la responsabilidad del campeón. Eso, las ausencias de Gasol y Calderón y el bajo rendimiento de sus estrellas emergentes hundieron la nave española en territorio otomano.
La cita empezó torcida perdiendo ante Francia. Nueva Zelanda, Líbano y Canadá fueron trámites sin sobresaltos. Pero la derrota contra Lituania minó la moral del equipo. Las sensaciones no eran buenas. En octavos, la ÑBA sacó la rabia y volvió a ser el mejor verdugo de Grecia. Y llegó Serbia en el camino a las medallas. Y un triplazo de 9 metros de Teodosic a 3 segundos del final cavó la tumba. El resto de campeonato, un purgatorio.
Pleno español sobre dos ruedas
El motociclismo español señalará el 2010 en rojo. Tres campeones y tres subcampeones en un mismo año, una gesta hasta ahora inalcanzable para ninguna otra nación. Lorenzo, Elías y Márquez, los tres mosqueteros. Su dominio en todos los circuitos no tuvo parangón. Solo otros españoles como Pedrosa, Simón y Terol intentaron hacerles sombra.
La victoria del ‘99’ de Yamaha fue la de la valentía y el coraje. En una fecha difícil de olvidar (10 del 10 de 2010) se convirtió en Malasia en el digno sucesor de Crivillé. Calmó los nervios para entrar en la historia. Nueve victorias avalan el magnífico año del mallorquín. El número ‘1’ de la parrilla en 2011. Ese mismo día se hacía justicia con Toni Elías. Después de muchos sinsabores el catalán estampaba su nombre en el palmarés de la novedosa Moto2. Y hubo que esperar a la última carrera en Valencia para ver nacer a una nueva leyenda. Márquez se proclamó, con 17 años, en el campeón español más joven.
Alonso se cae del caballo
El rojo Ferrari y Fernando Alonso juntaban por fin sus caminos. La historia de la F1 lo demandaba. Pero no iban a estar solos en la parrilla. Red Bull reclamaba su sitio con Vettel y Webber. McLaren aspiraba a todo con Hamilton y el campeón Button. Schumacher regresaba a los circuitos. Todo ello formaba un coctel de puro espectáculo.
El asturiano comenzó ganando en Bahrein. Un espejismo. Los problemas con el coche le relegaron en la clasificación. Hasta Alemania no volvió a ganar mientras Webber se alejaba en el liderato. Cuando parecía muy complicado luchar por el título, las victorias en Monza, Singapur y Corea revitalizó el Mundial. El español era el único capaz de arrebatar el triunfo final a las balas de Red Bull. Alonso llegó líder a la última carrera en Abu Dhabi pero la desastrosa estrategia del equipo del ‘cavallino’ otorgó el título a Vettel.
El ‘Tigre’ perdió su cetro
El terremoto que vivió el golfista Tiger Woods a finales de 2009 tuvo sus réplicas en 2010. El mejor de todos los tiempos tuvo que apartarse de los campos para rehacer su vida. Su matrimonio con Elin Nordegren no tenía solución y acabó en divorcio en agosto. Y su carrera profesional se vio afectada de manera irremediable. Tras cuatro meses sin coger un palo, volvió en el Masters de Augusta. Estaba lejos de su mejor forma y en los torneos posteriores cuajó algunas de las peores actuaciones de su carrera.
En el US Open ofreció signos de recuperación pero acabó cuarto. Su calvario alcanzó su máxima expresión al perder en octubre su número 1 en manos de Lee Westwood.
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